Autor: Anthony de Mello
Cuento zen sobre el valor de nuestras acciones
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Lo que más me deprime es la absoluta vulgaridad de mi existencia. Jamás
en la vida he hecho nada tan importante como para merecer la atención
del mundo.
- Te equivocas si piensas que es la atención del mundo lo que hace que una acción sea importante, dijo el Maestro.
Siguió una larga pausa ...
- Bueno, pero es que tampoco he hecho nada que haya influido en alguien, ni para bien ni para mal...
- Te equivocas si piensas que es el influir en los demás lo que hace que una acción sea importante, volvió a decir el Maestro.
- Pero, entonces, ¿qué es lo que hace que una acción sea importante?
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El realizarla por sí misma y poniendo en ello todo el propio ser.
Entonces resulta ser una acción desinteresada, semejante a la actividad
de Dios.