Las dos cajas

Soñé que tenía dos cajas en mis manos que Dios me había dado, una era negra y la otra dorada. y Dios me dijo:

- Pon tus penas en la caja negra, y tus alegrías en la dorada.
Hice lo que me había dicho y guardaba en cada caja según Dios me lo había indicado. Noté que la caja dorada se hacía cada vez más pesada y la negra seguía tan ligera como antes.
Con curiosidad abrí la caja negra para averiguar el por qué, y me dí cuenta que tenía un gran agujero en el fondo, por lo que todas mis penas se habían ido. Se lo mostré entonces a Dios y le pregunté dónde estaban mis penas. El sonrió y me dijo:
- Hijo mío, yo las tengo. Y le pregunté:
- Dios, ¿Entonces, por qué me diste dos cajas?
¿Por qué la dorada y por qué la negra con el agujero?
Dios me respondió:
- Hijo mío, la dorada es para que cuentes todas las bendiciones que te doy, y la negra es para que dejes ir tus problemas y penas y no los cargues siempre.

Autor: Desconocido.

¿Cómo es vuestro corazón?

Autor: Desconocido.
Sobre las ofensas.

Un sabio, cierta tarde, llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dio mucha importancia a su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad.
Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezaron a insultarlo y ofenderlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.
Uno de los hombres comentó:
- ¿Es posible que, además, sea usted sordo? ¡Gritamos cosas horribles, y usted nos responde con bellas palabras!

- Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene en su corazón. -Respondió el maestro.
--------------------------------------------------------------------------
"Cuando alguien me ha ofendido, trato de elevar mi alma muy alto para que la ofensa no la alcance".
René Descartes. (Filósofo y científico francés).

El mejor obsequio

Cuento de hemanos sobre el valor de dar.


A un amigo mío llamado David, su hermano le dio un automóvil como regalo de Cumpleaños. Cuando David salió de su oficina, vio que un niño estaba al lado del brillante auto nuevo, admirándolo.
— ¿Este es su auto, señor? —preguntó.
David afirmó con la cabeza y dijo:
— Mi hermano me lo dio de Cumpleaños.
El niño estaba asombrado.
— ¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y a usted no le costó nada? Vaya, cómo me gustaría...
Desde luego, David sabía lo que el niño iba a decir: que le gustaría tener un hermano así. Pero lo que dijo estremeció a David de pies a cabeza.
— ... Me gustaría poder ser un hermano así. David miró al niño con asombro e impulsivamente añadió:
— ¿Te gustaría dar una vuelta en mi auto?
— ¡Oh, sí, eso me encantaría!
Después de un corto paseo, el niño preguntó, con los ojos chispeantes:
— Señor, ¿no le importaría que pasáramos frente a mi casa?
David sonrió. Creía saber lo que el muchacho quería: enseñar a sus vecinos que podía llegar a casa en un gran automóvil. Pero, de nuevo, estaba equivocado.
— ¿Se puede detener donde están esos dos escalones? —pidió el niño.
Subió corriendo y en poco rato David lo vio regresar, pero no venía rápido. Llevaba consigo a su hermanito con alguna discapacidad. Lo sentó en el primer escalón y señaló hacia el auto.

— ¿Lo ves? Allí está Juan, tal como te lo dije, allí al frente. Su hermano se lo regaló de cumpleaños, y a él no le costó ni un centavo. Y algún día yo te voy a regalar uno igualito, entonces, podrás ver por ti mismo todas las cosas bonitas de los escaparates de los supermercados, de las que te he hablado.
David se bajó del carro y sentó al niño enfermo en el asiento delantero. El otro niño, con los ojos radiantes, se subió en la parte de atrás, y emprendieron un paseo memorable.
Esa noche, David comprendió lo que siempre le había oído decir a sus padres y maestros:
"Hay más dicha en DAR que en recibir".
----------------------------------------------------------------------------
"Bueno es dar cuando nos piden, pero mejor es dar sin que nos pidan, y a tiempo".
Kalil Gibran.