Cuento para pensar sobre el valor del conocimiento.
Muchas veces es un gran error juzgar el sueldo de alguien tan solo por el trabajo que realiza. Esta afirmación se demuestra claramente cierta en el caso del ingeniero que tenía que arreglar una computadora. Pero no cualquier computadora, sino que era una de las computadoras más avanzadas del mundo, un colosal servidor central con una gran capacidad de procesamiento de datos. La máquina fué importada, y su construcción y diseño había costado miles de dólares. Sin duda, una gran computadora. Hasta que dejó de funcionar.
Fácil es suponer la angustia de todos cuando se enteraron que la computadora tenía fallas, ¡Una máquina millonaria que no servía para nada! Así que optaron por llamar al mejor técnico del país.
La conversación es como sigue:
- A sus órdenes!
- No sabemos qué le ocurre exactamente a la máquina señor, sólo sabemos que nos ha costado más de 300.000 dólares ponerla solamente a funcionar, no esperábamos que al año dejara de funcionar...
- No se preocupe, déjeme unos minutos y voy a revisarla, ya veremos qué le ocurre.
- ¿Le importa si me quedo con usted mientras?, Comprenda que en este área no puedo dejarlo solo.
- Como guste, realmente no me molesta.
Y el ingeniero empezó a revisar la máquina; revisando, revisando ...
- ¡Ah! Já! ¡Aquí esta la falla! ¡Sabía que debía ser algo de esto! Mire, este tornillo del cuerpo B en el ala delta no estaba bien apretado, por eso la computadora andaba fallando, ya lo apreté así que debería funcionar perfectamente.
- ¡Increíble! ¡Funciona! ¡Muchas gracias! Temíamos que fuera algo muchísimo más grave y no poder permitirnos el arreglo.
- Ya ve, era solo eso.
- Realmente es cierto lo que dicen, es usted el mejor.
- Gracias señor.
Pasados los halagos, la empresa pasó a hacerse cargo de los gastos.
- ¿Cuánto le debemos?
- 10.000 dólares.
- ¿QUÉ? ¡¿10.000 dólare?! ¡No puedo creer lo que me está diciendo! ¡¿10.000 dólares por apretar un tornillo?! Le exijo que me entregue una factura detallada donde justifique semejante monto y con gusto se lo pagaremos.
El ingeniero aceptó el trato y abandonó el recinto. Al día siguiente, a la empresa llegó la siguiente factura:
-- Factura detallada:
1. Apretar un tornillo: $1
2. Saber qué tornillo de entre miles apretar: $9.999
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"No basta saber las cosas, es necesario practicarlas".
Don Bosco.
Y usted amigo lector, ¿le saca provecho a lo que sabe?
La cuestión está en qué tanto se hace con lo que se sabe.